Logo de Huffpost

Contundente descubrimiento en Nature por la diferencia de impacto entre cigarrillos y vapers en la calidad del esperma

Un estudio en Nature revela que los hombres que cambian el cigarro por el vapeador logran un 33% menos de abortos espontáneos y más nacimientos vivos en tratamientos de fertilidad.


un fumador
un fumador |EFE
Francisco Miralles
Fecha de actualización:

Muchos piensan por desconocimiento o desinformación que el vapeo es igual de dañino que el tabaco tradicional. Aunque lo mejor es no fumar en ninguna de las formas, lo cierto es que vapear puede que resulte menos nocivo que el tabaco, al menos en lo que a la reproducción se refiere incluida la fecundación in vitro (FIV). Así lo demuestra el primer estudio publicado en la revista Nature, en el que dice que el riesgo de aborto espontáneo cae del 36% al 12% cuando el hombre deja el tabaco y pasa a vapear. La tasa de nacimientos vivos, el objetivo final de cualquier tratamiento de fertilidad, también da un salto pasando del 41% entre fumadores al 56% entre vapeadores.

El estudio realizado sobre 296 parejas sometidas a FIV, pone patas arriba una de las grandes certezas sanitarias de los últimos años, que es que el vapeo no es inocuo, pero cuando el tabaco es el enemigo a batir, resulta ser el mal menor y puede salvar embarazos.

La investigación, que fue llevada a cabo por un equipo asiático y publicada en Nature Scientific Reports, se centra exclusivamente en hombres que llevaban al menos seis meses usando cigarro tradicional o cigarro electrónico, con mujeres no fumadoras y sin otros problemas de fertilidad añadidos.

El vapeo es mejor que fumar, pero no es inofensivo

La mejora en los marcadores de laboratorio es modesta (la motilidad espermática apenas sube del 48% al 49%), pero el impacto clínico es abrumador, ya que es un tercio menos de abortos y más niños nacidos. Además, los vapeadores presentaban niveles más bajos de prolactina, una hormona relacionada con la subfertilidad masculina. Según el propio estudio, “el cambio al vapeo reduce el riesgo de aborto espontáneo de forma significativa en parejas que recurren a técnicas de reproducción asistida”.

Ahora, el estudio también señala que el vapeo sigue teniendo sus riesgos, en otras palabras que no es inocuio. El trabajo no incluye un grupo de control de no fumadores (es decir, no se compara con personas que no consumen nicotina), y los científicos advierten de que los resultados no deben interpretarse como una invitación a empezar a vapear, sino como una estrategia de reducción de daños para adultos que no consiguen dejar la nicotina.

El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) sigue recomendando el cambio al vapeo en embarazadas que no logran abandonar el hábito, porque el vapor libera muchas menos sustancias tóxicas que el humo, pero recuerda que el objetivo final debe ser siempre una vida sin adicción. Resumiendo, lo mejor es no fumar.

Prohibir no es la solución

El contexto político añade más leña al fuego. Mientras crecen las voces que piden prohibiciones generalizadas sobre el vapeo (como es el caso de España con la Ministra de Sanidad y su nueva Ley contra los fumadores y vareadores), la evidencia científica empieza a mostrar que, al menos en el terreno de la fertilidad, estas medidas podrían empujar a los adultos de vuelta al cigarro y agravar el problema. “El vapeo no es saludable, pero es mucho menos letal que el tabaco”, advierten desde la comunidad científica, que reclama un asesoramiento “realista y matizado” para quienes se enfrentan a la infertilidad.

Ahora, ¿Por qué nadie lo había contado antes? Porque la mayoría de estudios anteriores se centraban en animales o en parámetros aislados de calidad seminal, sin conectar esos datos con resultados reales en embarazos humanos. Además, el estudio reconocen limitaciones importantes, pues no se recogen datos sobre consumo de alcohol o drogas, tipo exacto de vapeador, dieta, ni duración precisa de la adicción. Todo está basado en autoinforme, con el sesgo que eso implica.

Aun así, la jerarquía es clara y la ciencia no deja lugar a dudas para quienes se juegan su paternidad en una clínica de fertilidad: primero dejar la nicotina; si no se puede, mejor vapear que fumar. Y, para quienes han invertido años, dinero y esperanza en un hijo, este pequeño cambio puede ser la diferencia entre el éxito y otro ciclo fallido.